“Lo hemos adoptado como un hijo más”, dijo la duquesa acariciando a su caniche. Y realmente era así, pues no le faltaba su título de diplomado en Harvard enmarcado, ni su traje de tweed, y tampoco encantadoras señoritas que perecían por ponerle la correa y pasearle por los salones más chic de los contornos. Sin embargo Monky disfrutaba meando las patas del piano y persiguiendo perritas vagabundas por las plazas.
Micro presentado a "Relatos en Cadena" de la SER.
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