Me echaron de la casa de muy mala manera. Y eso que estaba antes. Mucho antes de que vinieran ellos, tan estirados, tan de manteles de hilo y cubertería francesa. El señor es un pedante, siempre con sus citas en inglés y sus conferencias con la city. La mujer una ordinaria, por mucho que se acicale y ponga voz de pito en alemán. Y los niños unos sensibleros y unos cursis que se pusieron a gritar en arameo en cuanto me vieron columpiarme. A escobazos destruyeron mi tela. Gracias que pude escapar por la ventana.
XVI Edición de Relatos en Cadena. Jornada 9