Recorro su cabecita con mis membranosas manos. Me pego a su espalda, sobre sus ancas poderosas y, narcotizado ya por los dardos de la pasión, se me acerca ese objeto bulboso y caliente y ¡¡ZAS!! ¿Qué hago yo con estos entorchados y este traje de domingo? ¿Y quién es este ser pálido, de mirada lánguida y vestido de tul ilusión? Hay días en que valdría más no salir del fango.
Micro para Relatos en Cadena. Frase inicial: "Recorro su cabecita con mis membranosas manos".