jueves, 24 de septiembre de 2020

RÍASE LA GENTE

Exactamente lo mismo que decía cuando estaba viva: “Que me traigan una frazada, que aquí no hay quien pare”. Y es que Mamerta había pasado mucho frío en su existencia terrenal. Desde niña soñó con una casa caldeada, pero solo consiguió casarse con un fogonero que, al menos, llegaba caliente del servicio. No duró la dicha sino hasta que el tal diese con su cabeza en el pretil de un puente. Desde ese día, Mamerta, la muerta, empezó a pedir mantas por las casas. Las malas lenguas dicen que las revende luego en el camposanto.



Relato enviado a "Relatos en cadena". 2ª jornada de la XIV edición. Frase de comienzo: "Exactamente lo mismo que decía cuando estaba viva".

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