Abrió con su propia llave y se encontró con alguien igual a él sentado en el sofá, junto a la ventana. El otro se volvió hacia él espantado. Encontró de repente explicación a los objetos cambiados de sito y las camas deshechas a deshora. Pasado el susto, entendieron que el otro procedía de un universo paralelo (no en vano eran expertos en física cuántica) y que se había producido un desarreglo en la mecánica del cosmos. Decidieron distribuirse las tareas y vivieron en adelante descansados y felices.
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