-¿Qué tal mil euros?
Oxana enarcó las cejas y miró al hombre, entre agradecida por la oferta y humillada en lo más profundo de su ser.
-Sería solo el principio -prosiguió el hombre, con una sonrisa que quería ser conciliadora.
Oxana se debatía entre la necesidad y el oprobio de ser pura mercancía. Recordó que su nombre significaba “hospitalidad al extranjero” y la cruel paradoja la llevó a lo más profundo de sí misma.
-No -dijo secamente, y mató la ilusión de dos seres lejanos que acunaban ya en su pensamiento al nuevo ser.
Micro participante en "Relatos en cadena". Frase de comienzo: "¿Qué tal mil euros?"
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