lunes, 2 de marzo de 2020

SUCESO


    Y ella finge que se lo cree. Que la comida es buena y la caridad mueve a quien la ofrece. Pero, no. La huele, disimula y se va en cuanto puede. De noche le visitan los fantasmas de sus hijos, crédulos los pobres, tan sin malear. Visualiza con rabia sus gritos de agonía. Es entonces cuando abandona su escondite y sube a las habitaciones superiores. Allí despierta con horror el asesino, pero el grito se le queda en la intención. Saldrá en la prensa como: "Hombre muerto con una rata en el gaznate".



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