lunes, 4 de abril de 2022

REENCUENTRO

Su reflejo le espera, impaciente. Le ocurre desde niño, desde que se vio en el armario de luna del cuarto de sus padres. Más tarde,  cuando empezó a afeitarse,  fue el del baño. Y el del colegio. Y el del ascensor. Se veía impelido a ir de uno en otro con la angustia de que, cansado de esperar, se hubiese ido. Toda su vida ha sido un peregrinar apresurado. Hoy ha llegado hasta esta orilla y el reflejo no estaba. Quizás debajo, se ha dicho mientras rompía con su cuerpo la superficie mansa. El resto ha sido cosa del lastre de los años.




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