Los siguientes serían los niños. Sus madres sacaron del armario su anorak más grueso, el que les regaló Papá Noel para aguantar cierzos e intemperies. Les pusieron las botas del invierno pasado, esas que les presionan ya un poco en la punta de los dedos, y buscaron los guantes entre las cosas del esquí. Luego dispusieron la mochila con provisiones nutritivas y duraderas y les llenaron las cantimploras. Por último les pintaron las caras y pusieron en sus manos el subfusil amorosamente pulido y engrasado.
Micro presentado a "Relatos en Cadena".
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