viernes, 26 de noviembre de 2021

HERMANO LOBO

El bueno de Juan siempre fue un bendito. Al morir su madre, se quedó solo en aquel caserón destartalado. No se le conoció mujer ni cosa parecida. Atendía la casa y, los días de fiesta, se tomaba un vermú en lo de Anselmo. Cuando empezó a acoger perros sin amo todo el mundo entendió que intentara sentirse acompañado. La desaparición de Bernardo, el pobre del contorno, no extrañó demasiado. Tampoco la de aquella comediante que pasó por el pueblo. Pero lo de Miguelín alarmó sobremanera. “Tenían hambre”, declaró ante el juez sin alterar un ápice su rostro angelical.


Relato participante en la XV edición de "Relatos en cadena". Frase de inicio: "El bueno de Juan".

2 comentarios:

  1. Te veo en forma, Antonio. Solamente te falta por corregir ese "bermú". Y me tomo uno a tu salud, hala. Abrazos.

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  2. Gracias, Elías. Corregido. Con lectores como tú da gusto.

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