El bueno de Juan estaba siempre de buen humor. Paseaba invariablemente por el parque y se sentaba luego en un banco a ver el cielo. A veces yo le observaba removiendo las hojas con su bastón, o bien examinando los objetos más diversos a base de golpecitos que parecían valorar su consistencia o su valor, al modo como reconocen el entorno los insectos con sus antenas en los documentales de La 2. Cuando le preguntaba el porqué de su contento, él me decía: “Ellos vendrán”. No le creí, pero el hecho es que un día dejamos de verlo para siempre.
viernes, 26 de noviembre de 2021
ESPERANZA
El bueno de Juan estaba siempre de buen humor. Paseaba invariablemente por el parque y se sentaba luego en un banco a ver el cielo. A veces yo le observaba removiendo las hojas con su bastón, o bien examinando los objetos más diversos a base de golpecitos que parecían valorar su consistencia o su valor, al modo como reconocen el entorno los insectos con sus antenas en los documentales de La 2. Cuando le preguntaba el porqué de su contento, él me decía: “Ellos vendrán”. No le creí, pero el hecho es que un día dejamos de verlo para siempre.
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Vinieron!! Buena apuesta, Antonio.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, Nani. Me alegra que te guste.
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