lunes, 13 de julio de 2020

VIDAS DE GOURMET


Soñaba a menudo con ella. Era bella y misteriosa, y no estaba en los mapas. Al despertar, sentía el agrio sabor de la pérdida. Por lo demás, mi vida transcurría como la de cualquiera. Estudié, me casé y tuve hijos. Fracasé, encontré un nuevo amor y lo perdí también. Era feliz a ratos, si se puede llamar así a la falsa placidez de quien no sufre demasiado. Pero volvía a soñar y sentía de nuevo la desesperación de la caída. Conocía islas en vacaciones, hasta que estas se hicieron permanentes. Ya sin obligaciones, mi vida fue buscar. Hasta que vi el anuncio: “Visite la isla de sus sueños”. En el barco todos tenían la mirada perdida de los sonámbulos. Desembarqué solo, me interné en el bosque y reconocí al instante cada sendero y cada árbol hasta dar con la casa. Estabas guisando y me esperabas. Eras la misma de mis sueños, la que me decía ven con la mirada. Me he sentado a la mesa como quien lleva aquí toda la vida. Pero probé la sopa y desperté.




4 comentarios: