viernes, 24 de julio de 2020

ACERA DEL TRIUNFO, 64

Pinos Puente está muy cerca de Fuente Vaqueros, pero él no lo sabía. Se limitaba a estarse quieto. “No se mueva”, le habían dicho, y él firme, con su correaje, sus borceguíes, su diminuto gorro cuartelero terciado sobre el cráneo, y su pistola, esa pistolita como de juguete que de niño tanto me intrigaba. No leyó nunca al poeta, ni supo de su muerte, pero estaba allí entonces, en la mili, que nunca le gustó decir la guerra por no darse importancia. Me mira con sus ojos azules, a través de los muchos velos ya tendidos, y creo ver su miedo, su asombro, quizás su punto de ilusión por la aventura de estar lejos de casa a sus recientes veintiuno. La mano derecha reposa en una silla tapizada, en la izquierda los guantes de gala y un reloj de esfera cuadrada en la muñeca; toque de distinción, siempre le conocí uno redondo, más corriente. El poeta quizás había ya muerto, no hay fecha. Solo un detalle al pie: “Acera del Triunfo”. Curiosa dirección en aquella Granada del 36.

2 comentarios:

  1. Muy típico ese nombre en Granada. Todo eso que desarrollas en tu relato, ocurrió muy cerquita de casa y lo mismo le ocurrió a mi abuelo, por desgracia. Me ha gustado mucho este micro, Antonio.
    Besicos muchos.

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    1. Como resulta fácil imaginar el de la foto es mi padre. Estuvo en artillería en Pinos Puente. Estuve por allí hace unos años. Por desgra ia el ya no estaba.

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