miércoles, 20 de octubre de 2021

ROJO Y VERDE

         El bosque estaba ahí, esperando, mientras ellos se entregaban al ritual del amor bajo la maternal mirada de la luna. Faltaba horas aún para que las tinieblas se dispersasen arreadas por la fusta del alba, cuando él se calzó las botas, se enfundó en la pelliza y, con una mano en el viejo fusil y la otra en el rostro arrebolado de ella, se despidió con un “hasta siempre” mientras se volvía a internar en la espesura. El hijo de ambos aunó en sus venas la fiereza indomable del rebelde con la serenidad que da la savia de las paleras y los olmos.


"Relatos en cadena". Frase inicial: "El bosque estaba ahí, esperando".

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