Y pagar la entrada para acceder a él, y aguardar largas horas en salas atestadas, y sentir fluctuar la esperanza como la luz en los días nubosos del otoño. Eso era lo más penoso, sobre todo cuando, tras conseguir acceder a la cámara del nigromante, este la despachaba con noticias vagas y actitud displicente. Pero hubo un día venturoso en que oyó por fin la profecía y supo con certeza que de ella nacería el príncipe de las Tinieblas.
"Relatos en cadena". La frase era: "Y pagar la entrada para acceder a él".
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