Veníamos del Húmedo con bastantes orujos encima. Tantos que, aun siendo unos guajes, la vista nos hacía ya chiribitas. De pronto Javines se empeñó en un imposible: subir a la muralla y robar la sagrada ofrenda. A saber, el orujo, el queso, la corona. Nos opusimos, pero acabamos asistiendo, con el alma en un hilo, a su ascender como gato cojo por las piedras gastadas. No lo fulminó entonces la maldición de Genaro, aquel egregio desclasado. De la botella y el queso dimos buena cuenta, y la corona acabó en el cuello de un prócer local petrificado. Entre traspiés y cánticos acabamos la noche con bien. Pero he aquí, tantos años después, que encuentro a Javines en un canal de Youtube. Casi no le reconozco al pronto, pero su mirada y su voz son las mismas. Predica sobre nutrición y salud y le sigue una pléyade de suplicantes que se fustigan contra los pecados del alcohol y la carne. Preconiza una dieta basada en vegetales crudos y alpiste integral. A su espalda, la sombra cruel del pellejero sonríe sardónica.
Relato presentado a LEMCA. Concurso organizado por Esta Noche te Cuento como competición por equipos.
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