martes, 15 de marzo de 2022

EXPIACIÓN

Vivir es igual que una condena”, solías decir, y apostrofabas con un: “solo que peor, porque la condena se sabe cuándo acaba”. Ya eras así cuando te conocí en aquel acto de conciliación en que un taxista y una viuda arreglaban lo del atropello del pekinés de la segunda. Quizás me atrajo de ti ese interior oscuro que, casi sin sentir, me abdujo hasta sorprenderme secundándote en tus comentarios de humor negro al respecto del caso. Fue en la cafetería más cercana a los juzgados, aquella en la que tantas veces nos sentimos cómplices. Desde entonces ha pasado mucho tiempo. Demasiado quizá, toda una vida. Hoy me he enterado de tu muerte por Ortega, el ordenanza. “Estos años lo veía mucho con un perro”, me dice un tanto compungido.


Relato participante en "Microrrelatos de Abogados" del mes de mes de marzo. Las palabras obligatorias eran:  igual, interior, conciliación, vivir, condena

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