A mí me parecen manchas de rotulador sin orden ni concierto, pero admito que acabarán teniendo valor si los críticos se lo proponen. Ahora solo queda hablar con él y llegar a un acuerdo. Pintará para mí los próximos cinco años esos cuadros absurdos. Luego, ya veremos; las obras de arte se deprecian con facilidad en vida del artista.
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