jueves, 27 de mayo de 2021

PRESENCIAS

La rata sonrió en aquel momento. El niño se agitaba convulso dando manotazos desesperados a seres invisibles. Su madre y yo sufríamos preocupados su terror, sin que palabras ni caricias consiguieran sacarle de ese pozo profundo e insondable. Después nos contaría que había grandes roedores, y carrozas de muerto y coronas negras. Todo un cuento del Poe más siniestro. Pero la rata sonrió y todo se volvió de color alegría. Ahora está en su rueda, tan contenta, pero de noche se mete en nuestros sueños y nos mira burlona.




Cuento participante en la Semana 30 de "Relatos en Cadena".


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