Era conocido por su visión negativa de la vida. Le
confinaron en la acera izquierda y borraron todos los pasos de cebra.
“Qué desgracia, ahora te pueden robar o secuestrar”, dijo mi
tío cuando le conté alborozado lo del pleno en la Primitiva.
“No toques eso, no te arriesgues, no te signifiques”, así
siempre. Menos mal que madre no hay más que una.
Te perseguía para contarte lo mal
que iba todo. Había que huir saltando las grietas, eludiendo atacantes,
evitando los charcos...
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