No paran de preguntar por mí. Díganles que estoy muerto. No, mejor que
nunca he existido. Son capaces de remover la tierra. Por si fuera poco estar
aquí a oscuras, y con frío, este trasiego. Que si vengo a ver a mi padre, se lo
prometí a mi madre, dicen todos. Pinches mujeres. En esta vida de aquí abajo no
quiero tratos con ellas. Ya me harté cuando tenía tuétano en los huesos y
sangre en las venas. Otro más anda por ahí turbando nuestro sueño. “Vine a Comala
porque me dijeron que acá vivía mi padre…”. Y así un día y otro…
Micro participante en "Relatos en cadena" de la SER.
Magnífico, Antonio.
ResponderEliminarGracias, Elías, por visitarme aquí, un sitio tan muerto como Comala...
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