lunes, 18 de mayo de 2020

ÚLTIMAS VOLUNTADES


El próximo favor se lo pido a Santa Rita, pero este te lo voy a pedir a ti. Sí, no me mires con esos ojillos de cordero. ¿No me decías que te subirías a los andamios de la noche y descolgarías la luna para mí? ¿No ansiabas tener pulmones de tritón para arrancar al légamo marino la perla más perfecta? Pues quiero ahora que dejes el periódico, te quites las pantuflas y me bajes a por un petisú, sí, de esos de la pastelería que siempre tiene cola. ¿Te haces el loco? ¿Desde cuándo te interesan tanto las páginas salmón? Anda…, tráeme una torrija de la nevera.



(D)OLORES


El próximo favor se lo pido a Santa Rita, lo que se da no se quita, y si me lo quitas pones, una, dos y tres, el escondite inglés, sin mover manos ni pies, y te moviste y pusiste, yo me escondí y acabamos al fondo de aquel portal oscuro, el que nos daba miedo porque en él habían matado a un ciego, decían, y vino el primer beso, con nuestras madres ya llamando a cenar por las ventanas, era verano y olía a futuro, casi como ahora, solo que ahora, Dolores, es invierno y tú no estás.


Micro presentado al concurso de la SER Relatos en Cadena.Semana 30. Frase de comienzo: "El próximo favor se lo pido a Santa Rita".

lunes, 4 de mayo de 2020

EL BAILE DE LAS COSAS


Al final del pasillo está mi madre. Voy a verla martes y jueves. Saludo en la puerta, subo dos pisos, luego a la izquierda y, al fondo, su habitación. Durante dos horas escucho las historias ya sabidas, las mil veces oídas con placer. Luego le corto las uñas, la peino y me voy. Así hasta ayer en que me lo impidieron. Grité, forcejeé. “Ya empieza con lo de la madre”, dijeron, y me inyectaron algo. Ahora estoy despertando con la extraña certeza de que es martes y la incertidumbre de si vendrán a verme.



EL RETO


Al final del pasillo estaba la habitación del miedo. La llamábamos así porque no tenía ventana y estaba siempre a oscuras. Mis hermanos y yo jugábamos a ver quién resistía más tiempo sin gritar. Pero nunca conseguíamos estar más de tres minutos dentro. Justo hasta que sentíamos aquel roce casi imperceptible en la espalda, la mano de la muerta, decíamos. Por eso no nos extrañamos cuando, muchos años después, remodelaron el piso y salió en la prensa lo de aquellos huesos bajo el entarimado.


Relato participante en el concurso de la SER. Frase dada: "Al final del pasillo"