Cogí semillas de zanahorias y me puse a sembrar. Primero los surcos, a unos 20 centímetros; luego un hoyito cada otro tanto, como dice el tutorial de Youtube. Plantar en seco y regar luego, cuidando de que no queden charcos, según explica ese chico tan majo vestido del color de la hortaliza. Todo muy necesario en estos tiempos, que dicen que si el apagón, que si la peste. Pero yo, qué quieren, sigo echando de menos mi sofá, mis huevos con beicon, mi cervecita frente al televisor. Si el fin del mundo se retrasa quince días, te juro que me vuelvo.
Que bueno, el giro final esta muy bien, no se le puede hacer caso a tanta profecía.
ResponderEliminarUn saludo y una cerveza a tu salud.
Gracias, Ángel, por tu opinión. Traté de dar al relato cierto tono jocoso. Un brindis también a tu salud.
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