El bueno de Juan estaba siempre de buen humor. Paseaba invariablemente por el parque y se sentaba luego en un banco a ver el cielo. A veces yo le observaba removiendo las hojas con su bastón, o bien examinando los objetos más diversos a base de golpecitos que parecían valorar su consistencia o su valor, al modo como reconocen el entorno los insectos con sus antenas en los documentales de La 2. Cuando le preguntaba el porqué de su contento, él me decía: “Ellos vendrán”. No le creí, pero el hecho es que un día dejamos de verlo para siempre.
Vinieron!! Buena apuesta, Antonio.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, Nani. Me alegra que te guste.
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