miércoles, 20 de octubre de 2021

EXPIACIÓN

       Y pagar la entrada para acceder a él no era al fin y al cabo lo peor. El monstruo acomodaba su deformado cuerpo en varios cojines damasquinados. Una joven ricamente ataviada era la intérprete que le hacía llegar las preguntas del público. Generalmente versaban sobre su origen o su vida cotidiana. Pero había almas perversas que le hacían sufrir con crueles invectivas y provocaban en él crisis violentas que solo se aplacaban cuando se sacrificaba ante sus ojos al ocupante de la localidad que la suerte hubiera designado. Solía tocarle al más inocente de la sala.



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