“Qué gusto da verlo todo recogido”, dijo mamá osa. “Desde hace un tiempo, es como si un duendecillo del bosque nos hiciese de chacha gratis”, apuntilló papá oso. “Y qué bien lava los platos y las tazas”, dijo pizpireto el osito. La verdad es que eran una familia muy desordenada. Siempre salían a pasear por las mañanas dejando la mesa perdida de restos de polenta y de miel. Ricitos les estaba viendo ahora desde fuera, a través de una rendija del postigo. “Saben hablar, nos harán de oro”, le dijo al oído al empresario mientras preparaba los dardos paralizantes.
Relato participante en la 3ª jornada de la XIV edición de Relatos en cadena. Frase de comienzo: "Qué gusto da verlo todo recogido",
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